Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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1555
Legislatura: 1893-1894 (Cortes de 1893 a 1895)
Sesión: 10 de julio de 1894
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica
Número y páginas del Diario de Sesiones: 176, 5675
Tema: Aprobación de la suspensión de las garantías constitucionales en la provincia de Barcelona

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Voy a contestar muy terminantemente al Sr. Salmerón.

Yo no tengo inconveniente en aceptar su proposición; pero me ha de permitir S. S. que le haga observar que, como del resultado de una disposición de esta índole han de responder las autoridades de Barcelona, a mí me parece que se podría con efecto aceptar la proposición del Sr. Salmerón, pero con una pequeña adición. Me conformo con aceptar lo que acuerde la mayoría de los representantes de la provincia de Barcelona en el Senado y en el Congreso, pero a condición de que antes de tomar el acuerdo consulten a las autoridades de Barcelona y tengan en cuenta su consulta; porque como yo entiendo que los representantes de la provincia no pueden menos de marchar en este asunto en la misma dirección que el Gobierno, y han de estar lo mismo que el Gobierno interesados en asegurar la paz y la tranquilidad de la provincia que representan, paréceme que no deben tener reparo, antes de decidir, en consultar a las autoridades de la provincia, que, en ultimo resultado, han de ser las responsables de lo que suceda. Entiéndase bien que en mi juicio esa consulta no tiene más objeto sino que los representantes de la provincia conozcan el informe de las autoridades antes de adoptar una resolución; y si en vista de ese informe la mayoría de los representantes de aquella provincia acuerda que se puede alzar la suspensión de las garantías constitucionales, el Gobierno no tiene inconveniente en alzar esa suspensión; porque es materia esta en que no podemos todos menos de marchar movidos por el mismo impulso; no han de querer los representantes de aquella provincia, sean republicanos o monárquicos, hacer nada perjudicial a la provincia que representan, ni tomar determinación que pueda poner en peligro la tranquilidad de que tanto necesita una provincia tan trabajadora y que tiene tantos intereses que guardar.

En resumen: lo que yo propongo es, que los representantes de la provincia que no encontrándose en la localidad no tienen naturalmente los medios de juzgar de la situación del momento, consulten a aquellas autoridades; y dada la consulta, yo paso por lo que acuerde la mayoría de los representantes de la provincia de Barcelona.



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